TRAYECTOS INVISIBLES

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ENLA ARBOLEDA NOS CUENTA QUE:

“Sobre los Trayectos Invisibles, puedo decir primero que todo que se hacen perceptibles únicamente frente a las pausas de observación sobre el pasado. Segundo, que van con fuerza silenciosa que te transportan a destinos salvajes y lejanos. Tercero, que se marcan en tu piel haciendo evidente la historia. Cuarto, que son impredecibles, apasionantes y ligados a sus caminantes. Quinto, que en confluencia con otros van formando montañas. Sexto, que te das cuenta que existen cuando tienen sentido, como ahora…”

La búsqueda de la invención

“Las otras fuerzas imaginantes ahondan en el fondo del ser; quieren encontrar en el ser a la vez lo primitivo y lo eterno. Dominan lo temporal y la historia. En la naturaleza, en nosotros y fuera de nosotros, producen gérmenes; gérmenes cuya forma está fijada en una sustancia, cuya forma es interna”.

Gastón Bachelard, El Agua y Los Sueños.

 

La línea como el contenedor de la forma, la forma como la invención de la materia, contenedor y contenido. La invención es un devenir de la forma. De átomos a macro sistemas a través de la poética le damos sentido, significado a los paisajes lineales, que de la misma estructura crean paisajes de líneas diversas, en la línea donde algo comienza también hay un punto donde algo termina. Somos un proceso de líneas que no conducen en sentido recto, que se entrelazan, se cuelan por los recovecos del pensamiento y desde allí surge la materia poética, los trayectos de lo sensible.

La poética del cotidiano nos presenta múltiples materialidades, búsquedas de formas para habitar, lo que implica la invención de un universo potencialmente sensible. El proyecto Trayectos Invisibles representa el viaje entre la historia no lineal del proceso creativo, es la individualidad que emerge y permite al otro reflejarse en eso que no siempre se ve pero que se traduce en una experiencia estética, un estetograma (Pardo, 1992) es decir en un circuito afectivo, donde el otro vibra en conjunto con la memoria colectiva.

La memoria se constituye de las experiencias en dichos trayectos, de las pequeñas historias se va formando el paisaje universal. Aquí, entendemos el paisaje como el cuerpo social que se puede observar, contemplar y habitar desde la formación de escenas y espacios narrativos. El paisaje central de este trayecto es la casa, el hogar, como la línea o punto de partida al que se anhela volver, el centro de todo, el nido. Según Bachelard: “En todo sueño de casa hay una inmensa casa cósmica en potencia. De su centro irradian los vientos, y las gaviotas salen de sus ventanas. Una casa tan dinámica permite al poeta habitar el universo. O, dicho de otra manera, el universo viene a habitar su casa” (1957, p63). Desde la claridad del origen el sujeto se permite la exploración cósmica. Así pues que desde la extensión y diversidad del paisaje, podemos adentrarnos al proceso de Enla Arboleda como un proyecto transmedia que va a través y más allá de la línea cronológica e incita al viaje simultáneo.

Por: Verónica Posada Álvarez